¿Te has preguntado alguna vez porque todo en tu vida parece avanzar con dificultad? ¿Por qué nada fluye suavemente y te sientes atascado a cada paso?
Te sugiero que analices la respuesta a esta pregunta pues en ella está la clave. Yo diría que llevas mucho equipaje. Cargas recuerdos, nostalgia, rencores y culpa.
En otra maleta llevas preocupaciones, temores y dudas. Otra más contiene tus planes, logros y fracasos. En el equipaje de mano llevas amores perdidos, sueños sin resolver, baja autoestima, viejas heridas, dramas y conflictos que usas cada día para compadecerte de ti mismo.
Viajas cargando cosas muertas. Llevas contigo a todas partes un pasado que ya no te aporta nada. Imagínate que tratas de avanzar con un montón de fantasmas agarrados a tus piernas y que suplican no los dejes atrás. Eso es lo que deberías hacer: deshacerte de toda carga inútil que te impida avanzar y crear una nueva vida para ti.
Viaja ligero: lleva un pequeño morral en tu espalda sólo con lo necesario para un día: paz, entusiasmo, alegría, tolerancia, paciencia, confianza y mucho amor para dar y compartir. Como no viajas solo, esto es todo lo que necesitas, lo demás te será provisto para cada día sin que nada te haga falta.
¿No lo crees? Esa es justamente la causa de todas tus dificultades: te falta confianza. Crees en Dios con una fe de emergencia que no surge del corazón y del discernimiento, sino que procede de la doctrina de los demás, del concepto construido a partir de experiencias ajenas y no de la tuya propia.
Llegas a Él con temor. Le ruegas y suplicas pero temes no ser digno de su respuesta. Sueñas y anhelas pero no crees merecer sus regalos. Piensas que no puede ni quiere hacer nada por ti, entonces decides hacerlo por tus propios medios pues te parece más seguro.
Tu mayor dificultad es tener conciencia de siervo y no de señor; actitud de oveja y no de pastor. Te sientes débil porque te consideras autosuficiente en tu ego y endeble en tu espíritu.
Crees que lo que no puedes ver es una sombra insustancial y lo real es lo tangible, lo que te rodea y lo que puedes ver. ¿No será lo contrario?
La vida es dura si así lo decides. Tu estableces el grado de complejidad con que la vives. Puedes fluir fácilmente si no te cargas con cosas innecesarias, si naces de nuevo cada día y lo vives como si fuera único, en paz con lo que eres, con lo que tienes y con quienes te rodean.
Trabaja en ti mismo para tomar conciencia de tu poder e importancia en el universo y conéctate al Amor Divino con la certeza de que toda dificultad se resuelve en su Presencia.
Diana Rodríguez Angulo